Este lunes 27 de marzo de 2023 el aula mayor fue escenario de la investidura de Adriana Victoria Puiggrós como Doctora Honoris Causa de la Universidad Nacional de Río Cuarto. Esta distinción, la máxima que otorga la UNRC, resultó del consenso unánime del Consejo Superior, plasmado en la resolución 036/21, entre cuyos considerandos se resalta «su concepción crítica del proceso pedagógico regional y nacional, que acude a rescatar voces negadas o silenciadas por las historias liberales heredadas”. Se destaca la “visibilización que efectúa de América Latina, primero, y de los espacios interiores de la Argentina, luego, como sujetos históricos que deben renovar la activa memoria por las alternativas pedagógicas, expresadas en su programa Alternativas pedagógicas y prospectiva educativa en América Latina (APPEAL), desarrollado en México y Argentina».
Se consigna que Puiggrós constituye “un ícono en el campo del pensamiento crítico pues su trayectoria contiene la dialéctica interpelación entre la construcción del conocimiento y la militancia sistemática en defensa de la educación pública».
Doctora en Pedagogía de la Universidad Nacional Autónoma de México, la nueva doctora Honoris Causa de la UNRC es maestra normal nacional y profesora y licenciada en Ciencias de la Educación por la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires. Además, obtuvo un Máster en Ciencias en la especialidad de educación en el Centro de Investigaciones y Estudios Avanzados del Instituto Politécnico Nacional de México. Fue viceministra de Educación de la Nación hasta mediados de 2020 y ministra de Educación de la provincia de Buenos Aires entre 2005 y 2007. Como diputada nacional desde 2007- por el Frente para la Victoria-, elaboró el proyecto que se convirtió en ley en 2015, que garantiza la gratuidad y financiación de la educación superior en todo el país para la instancia de grado. También se desempeñó como convencional constituyente en 1994.
La resolución para otorgar el título de Doctora Honoris Causa también se basa en que Puigross “ha recibido múltiples distinciones, premios y becas, entre los que se consignan el Premio Konex Humanidades, Diploma al Mérito en Educación (1996), la Ordem do Infante D. Henrique en el grado de Gran Oficial del Gobierno de la República de Portugal (2002) y la Orden Andrés Bello, entregada por el Gobierno de Venezuela (2005)”. En que “es Profesora Consulta de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional de Buenos Aires y Profesora de la Universidad Pedagógica Nacional”. Se contempla que “ha sido Investigadora Principal del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Tecnológicas (Conicet) desde 1987 y hasta 2006 e Investigadora del Instituto de Ciencias de la Educación de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional de Buenos Aires”. También reconoce que “se ha desempeñado como diputada nacional, entre 1997 y 2001, cuando presidió la Comisión de Ciencia y Tecnología de la Honorable Cámara de Diputados de la Nación”.
El texto laudatorio en su homenaje estuvo a cargo de Griselda Pécora, magíster en Ciencias Sociales, profesora y licenciada en Historia de la Facultad de Ciencias Humanas de la UNRC.
El acto fue presidido por el rector de la Universidad, Roberto Rovere. Además de él y la agasajada, en la mesa académica se situaron: el vicerrector, Jorge González; el secretario Académico, Sergio González; la decana de Agronomía y Veterinaria, Carmen Cholaky, sus pares de Ciencias Humanas, Fabio Dandrea, y de Ingeniería, Julián Durigutti; la vicedecana de Ciencias Exactas, Marcela Daniele; el secretario de Extensión de Ciencias Económicas, Luis Bellini.
Al cabo del himno nacional argentino se leyeron salutaciones, entre ellas la remitida por el intendente riocuartense, Juan Llamosas, y desde el Consejo Interuniversitario Nacional. Momentos después, Puiggrós recibió un reconocimiento del Concejo Deliberante local, que la nombró Visitante ilustre de la ciudad, de manos de Darío Fuentes, su presidente, y de Estela Concordano, su vicepresidenta. Lo propio aconteció cuando la agasajaron la Municipalidad, para lo cual subieron al estrado Ana Medina, secretaria de Género, y Melisa Tortú. subsecretaria de Mujeres, y la Unión de Educadores de la Provincia de Córdoba, a través de su subsecretario Juan Simes.
Tras la lectura de la resolución y su entrega por parte del rector a Puiggrós, la nueva Doctora Honoris Causa recibió libros de la colección Juan Filloy de UniRío editora.
Albores
Para llegar a la ceremonia del 27 de marzo de 2023 fue necesario recorrer un camino iniciado años atrás. El 3 de marzo de 2020 ingresó al plenario del Consejo Superior de la UNRC –en la primera sesión ordinaria de ese año- la propuesta de designación como Doctora Honoris Causa a la educadora Adriana Victoria Puiggrós, cuando aún acompañaba a Nicolás Trotta, en el Ministerio de Educación de la Nación.
Esta determinación del Consejo Superior de la UNRC tuvo lugar a partir de una iniciativa surgida en la Facultad de Ciencias Humanas por parte de los profesores Eduardo Escudero y Griselda Pécora, y tras ser analizados sus méritos por una Comisión ad-hoc designada por el cuerpo colegiado, cuyo despacho firmaron el decano de Ciencias Humanas, Fabio Dandrea y los consejeros Eduardo Escudero, Daniel Las Heras y Julieta Ferreyra Galloti.
Currículo de toda una vida
En su discurso, la profesora Pécora agradeció a sus colegas Eduardo Escudero, “con quien imaginamos lo que hoy se concreta”, a sus colegas Diana Sigal y Sandra Ortiz, y a la estudiante María Eugenia Prámparo, “quienes dieron su entusiasta adhesión y aportes”.
La profesora de Historia valoró los “estudios y títulos académicos, distinciones becas y premios otorgados por instituciones nacionales e internacionales, incontables funciones desempeñadas tanto en la educación cuanto en la política” de Puiggrós.
Evocó sus “más de sesenta libros publicados, en autoría, en colaboraciones y traducciones” y que “ya es Honoris Causa de las universidades nacionales de La Plata, Tucumán, Pilar, Cuyo y, además, Profesora distinguida por la UN de Rosario. En todas, se han exaltado en relieve sus méritos académicos, sus contribuciones como especialista en historia de la educación argentina y latinoamericana, su dedicación y talento como maestra de pedagogos y como defensora de la educación pública, la educación como derecho y de los derechos humanos, en general. Estaría bien y suficiente. Sería sin dudas, la enumeración voluminosa e incuestionable de un currículo de toda una vida. La intensa, comprometida y prolífica trayectoria de Adriana Puiggrós”.
“Sin embargo –continuó Pécora-, he preferido traer a este recinto algunas consideraciones importantes con una mirada amplificada que sirvan para ver claramente tanto el legado de su obra escrita cuanto de su palabra actual y presente, lúcida y necesaria como en todas las complejas coyunturas histórico sociales y culturales de la patria”.
Entre los fundamentos de “este indiscutible homenaje”, Pécora citó “la originalidad de las intervenciones intelectuales, de corte político, pedagógico e historiográfico, de Adriana Puiggrós, a lo largo de más de cuatro décadas de trabajo ininterrumpido, evidencian una fecunda manera de reescribir y reconsiderar el discurso acerca de la historia de la educación argentina y latinoamericana. Se trata de una concepción crítica del proceso pedagógico regional y nacional que acude a rescatar voces negadas o silenciadas por las historias liberales heredadas. Asimismo, se destaca la visibilización que efectúa de América Latina, primero, y de los espacios interiores de la Argentina, luego, como sujetos históricos que deben renovar la activa memoria por las alternativas pedagógicas, expresadas en su programa Appeal (Alternativas Pedagógicas y Prospectiva Educativa en América Latina, desarrollado en México y Argentina). Los textos de Puiggrós se han tornado insoslayables, tanto en ámbitos académicos como no académicos, los que han permitido desde los últimos años reconfigurar conceptos, categorías, periodizaciones y una visión global, aunque no esquemática de la historia de la educación: enfrentándonos ante una clara y fecunda ruptura epistemológica. Así, vale destacar su noción de sujeto pedagógico en distintos escenarios socio históricos; la reivindicación de las experiencias educacionales previas a la consolidación de los Estados nacionales modernos y liberales en América Latina, el examen de aspectos escasamente explorados de las corrientes pedagógicas clásicas-hegemónicas, reinstalando figuras e ideas y abriendo caminos que luego serían abordados más enjundiosamente por otros estudiosos. También se puede ponderar que ha ofrecido a sus lectores contemporáneos una visión antropológica culturalista por medio de la cual el fenómeno educacional se imbrica con el arte, el cine, la literatura, la música y otras expresiones de raigambre popular, que remiten a la sensibilidad colectiva de los pueblos”.
Pensamiento crítico
Asimismo, “la doctora Adriana Puiggrós constituye un ícono en el campo del pensamiento crítico, pues su trayectoria contiene la dialéctica interpelación entre la construcción de conocimiento y la militancia sistemática en defensa de la educación pública. Sin distinción, su caminar salta fronteras y su presencia moviliza a la academia, a las escuelas y a los sindicatos hacia una búsqueda en común: la defensa de la educación pública, lucha y resistencia que enfrenta los diferentes embates del neoliberalismo. Y lo cumple, desde su precisión conceptual, su claridad ideológica y su tenaz construcción colectiva. Asimismo, sus libros e intervenciones ensayísticas e intelectuales circulan provocando preguntas, problematizaciones, investigaciones y también acciones transformadoras. Prueba de ello, cuando fue diputada nacional elaboró el proyecto que luego fuera sancionado Ley en el año 2015, que garantiza la gratuidad y la financiación de la Educación Superior en todo el país, enmendando en cierta forma el texto de la vigente Ley de Educación Superior de 1995, y comprometiendo al arco político de la Nación a cumplir efectivamente con el derecho a la educación universitaria gratuita y pública. En ese sentido, es posible visibilizar a Adriana Puiggrós como pedagoga y como referente intelectual que ha dedicado su vida a una apuesta: alfabetización política y emancipación, en tanto pivotes que vehiculizan la educación en procura de una sociedad más justa e igualitaria”.
En un plano más personal, Pécora afirmó “con certezas y afecto” que “la obra de Adriana Puiggrós se transforma en ese legado permanente y vigente que nos interpela a pensar de manera histórica e inclusiva a la educación, atendiendo a las sociedades marginadas de Argentina y de América Latina. Tempranamente nos alertaba y ponía el estado del arte en cuestión en Presencias y ausencias en la historiografía pedagógica latinoamericana nuevos enfoques y conceptos a discutir, porque “la educación de mercado no es el único problema que registra América Latina”.
La flamante Doctora Honoris Causa de la UNRC “nos inspiró con el proyecto Appeal cuando la historia de la educación y la pedagogía se hallaban encorsetadas en categoría como ‘universal’ dentro de los programas de asignaturas universitarias, desligando cualquier vínculo histórico cultural con la región latinoamericana”.
Merced al legado de Puiggrós se conoce “el pensamiento y la obra alternativa de figuras relevantes de la educación latinoamericana ocultas y ocultadas y ausentes de la historia oficial de la educación y en nuestra propia formación académica”. Gracias a ella “recorrimos la historia latinoamericana en claves políticas, ideológicas y pedagógicas convencidos de la necesidad de construir una historia de la educación diferente, que incluyera la vocación de educar para nuestra identidad, asentada en la experiencia pasada y presente (con) De Simón Rodríguez a Paulo Freire, educación para la integración iberoamericana (2005, 2010)
En otro momento de su laudatio, Pécora afirmó que Puiggros “nos motivó vivamente con los 9 tomos de la Historia de la Educación en la Argentina, esfuerzo inédito y valioso logro que vino a interpelar supuestas verdades consagradas durante décadas por la historiografía y la política educacional, además de exhumar, a través de las investigaciones y el aporte de otros estudiosos, la mirada federal a las historias desconocidas de la escuela provinciana, ayer y hoy saliendo a la luz. Porque es preciso decir que Adriana Puiggrós también se reinventaba después del exilio, después de la noche oscura de la dictadura del ‘76, saliendo a la luz, insisto, pero retornaba al país con méritos académicos reconocidos y abrigada de voluntad y talento para continuar sin rendirse, nunca jamás”.
Lucha educativa
Pécora apreció que en la obra de Puiggrós, hecha “con estupendos equipos de investigación”, se hallan “saberes y toma de posición necesarios” relativos al primer y segundo gobiernos peronistas. “Es claro ahora que la academia, desdeñaba las luchas y las transformaciones socioculturales y educativas en lo que restaba del siglo XX. El enunciado ‘educación peronista’ quedó cerrado durante décadas a la investigación alentando, por lo tanto, mitos y fantasmas. Posiciones enfrentadas, intolerancias simétricas no permitían por entonces recuperar y oír las voces (¿lo permiten hoy? ). El enfrentamiento permanente peronismo-antiperonismo, y esa polémica entramada en la historia reciente, vuelve aún más complicada interpretación sobre estos temas.
La trama neoconservadora en los ‘90 y su doble operación, complejizó todavía más el campo de estudio, y hasta este presente, está atravesado por la presencia permanente de la polémica. Lo que nos hace palpable, una y otra vez, la importancia de “establecer inéditos acuerdos o interpretaciones compartidas, sobre el pasado” (y el presente) condición para nuevos sujetos políticos, sujetos históricos, que somos todos”.
Adriana Puiggrós “nos alienta e involucra en estas luchas por alcanzar, sostener y restablecer, y al unísono, crear nuevas experiencias y políticas públicas penetradas por el derecho a la educación, por la memoria, por la historia, combinando reflexiones pedagógicas con discusiones políticas-educativas de actualidad”.
Para Pécora, la “imprescindible perduración en el tiempo” y el “auténtico legado” de la obra de Puiggros impelen “a desinstalar los tabúes y prejuicios; a no desvincular el conocimiento de la dimensión política-cultural de la dimensión educativa del discurso, ni en la formación docente y profesional, ni en las aulas. A no habilitar ni facilitar el olvido o la debilidad en los conceptos y expresiones que hoy nos resuenan: trama político educativa-educación popular y democrática-sujeto pedagógico situado, articulación entre pedagogía y política, educación común vs. lógica de mercado y proyecto emancipatorio colectivo y ecologista, integración latinoamericana real, universidad pública gratuita y democrática.
Finalmente, “con la fuerza determinante de sus palabras”, llamó a “ensayar nuevamente la irrevocable convicción de lo que es posible”.
Voz doctoral
Agradecida por las palabras de Pécora, Adriana Puiggrós se dirigió al auditorio con gratitud desde las 12.19. “Estoy muy emocionada por estar en la UNRC, realmente cada una de estas circunstancias tiene una identidad muy particular. Ésta es una universidad pionera en la ruptura del centralismo y tradicionalismo universitarios, desde 1971. Además, en ese momento más allá de circunstancias políticas nacionales fue recibida con alegría por parte de la comunidad de Río Cuarto que la demandaba”.
Se deseaba “un sistema de educación superior que superó a la idea aún medieval” que regía en el modelo anterior.
“Muchas gracias”, expresó tanto al rector Rovere como al decano Dandrea, y lo propio hizo respecto de la comisión ad hoc que propuso darle el título de Doctora Honoris Causa y a quienes, unánimemente, resolvieron en el Consejo Superior distinguirla con tal investidura. Otra especial nota de gratitud fue para “mi enorme amigo y colega”, como dijo respecto de Alberto Cantero, exrector de la UNRC. “Parte del recorrido que mencionaron lo hicimos juntos”, añadió.
“Al comenzar el siglo 20 había 4 universidades nacionales, la de Córdoba, la de Buenos Aires, la del Litoral y la de La Plata”, rememoró y acotó que sumaban once en 1970.
“Me interesa destacar que comenzó a haber una idea más federal que luego avanzaría como un sistema de educación superior”, manifestó. Ponderó que al “alto nivel académico” y “las grandes consignas del movimiento reformista” de 1918 se.
“No les voy a contar a ustedes la Reforma de 1918, que nació del corazón de Córdoba”, expresó. Evocó que “la autonomía, la libertad de cátedra y el cogobierno surgieron de una visión latinoamericanista”, y aprovechó para instar a leer “el manifiesto liminar” de la reforma universitaria, “no vaya a ser que Wikipedia lo conozca mejor que nosotros”.
Apreció la autonomía no en términos de burbuja sino en atención al entorno y con nociones de extensión y la libertad no caprichosa sino con profundo apego a la democracia. Asimismo, el rol del cogobierno como “sostén de la libertad bien entendida”.
“En 1949, el gobierno peronista incluyó la gratuidad universitaria” y al hacerlo, “en el mismo año del congreso de Filosofía en Mendoza”, le dio “sostén a algo que tomaría fuerza muchas décadas después: aquella declaración del Congreso de Cartagena que establece que la educación superior es derecho universal y bien social”. Todo esto tuvo “una trayectoria en América Latina”, indicó y evocó que “cuando Alfonsín asume el gobierno restablece la Ley Avellaneda”, que anula decretos de “la dictadura cívico empresarial militar”.
También valoró la “ley Taiana”, respetuosa de la autonomía, libertad de cátedra y cogobierno, que duró muy poco justamente porque fue segada por la dictadura.
En 1995 el gobierno de Menem dicta la Ley de Educación Superior (LES). Es la primera vez que se establece un sistema, que incluye universidades e institutos de formación docente. Ahora bien, la misma ley maneja un concepto de autonomía que desdibuja y limita la responsabilidad del Estado, tiene un sesgo mercantil. “Abre una puerta al arancelamiento”, sintetizó. Pero algo tiene de importante esta ley: “La creación de universidades públicas debe pasar un proceso complejo. Son alrededor de veinte y hay otras en espera, acotó. Se debe presentar un informe de factibilidad elaborado por la comunidad, luego pasar por el CIN, que es muy estricto, y finalmente ser tratado por la Comisión de Educación de la Cámara de Diputados y pasar al Senado.
Y las universidades privadas son aprobadas por resolución ministerial. Hay una diferencia. Y están creciendo de una manera preocupante”.
Más adelante, evocó una consulta realizada por ella y su equipo para hacer una nueva ley de educación superior. “Temíamos mucho que se avanzara en el arancelamiento, la restricción del ingreso y de la autarquía”, agregó. “Nosotros queríamos avanzar –la Comisión de Educación de Diputados- y presentamos una modificatoria de la LES, que está vigente pese a que hay dos recursos de amparo presentados”.
“Vemos que en la actualidad la estructura del sistema de educación superior es muy compleja: hay universidades públicas con subsedes en distintos lugares del país y Lo propio hacen universidades privadas”, manifestó y estimó relevante que se articulen esfuerzos entre “institutos universitarios, institutos de formación docente y tecnológicos, universidades y el Conicet”.
En cuanto al financiamiento, valoró que el CIN “siempre hace un enorme esfuerzo para llegar acuerdos, pero hace falta una legislación permanente al respecto teniendo en cuenta muchos criterios. Hace falta terminar de comprender que la fundación de más universidades tiene que hacerse allí donde sea necesario en el territorio, contemplando demanda, factibilidad y la idea de lo nacional.
Celebró que aumente la cantidad de primeros ingresantes universitarios de familias públicas y dijo que no alcanza con que se inscriban sino que debe bregarse para “garantizar que se reciban”.
Como contrapartida, recalcó el relieve de la noción de sistema educativo para que las migraciones internas no acarreen pérdidas de tiempo por falta de articulación de planes entre las distintas casas de estudio. La idea de integralidad también la condujo a concebir que “las universidades tienen que estar incluidas en planes de desarrollo nacional”.
Su mirada global la llevó a mirar el planeta y a que la conciencia ambiental atraviese la universidad mucho más allá de hacer de ella una asignatura en un plan de estudio.
En un país endeudado, pospandémico, “con muchas incertidumbres y una sequía tremenda, hay cosas muy concretas que sí podemos hacer, una de ellas pensar muy seriamente en la mercantilización de la educación superior. ¿Cuántas son las formas de la privatización?”.
Otros conceptos
“La universidad tiene un papel muy importante”, indicó y pidió “que la aceleración en que se vive no anule la capacidad de creación, de observación, de goce de la naturaleza, de descubrimiento en ella. Hay una naturaleza que es de la que formamos parte, en la que vivimos. Que nos lleve no solo a la conservación sino a tratar de superar problemas en una globalización con una tremenda concentración del ingreso en la que hay pobres muy pobres”.
El concepto de inédito viable de Paulo Freire estuvo en su discurso. Puiggros rememoró que el pedagogo brasileño “planteaba que vivimos una situación muy complicada, y eran menos que las de ahora, pero si usamos la imaginación y trabajamos hacia lo que no ha sido hecho, quizás podemos seleccionar aquello que sea superador”.
“En lugar de ver todo catastrófico y que en esta época no se puede hacer nada, hay que ir a la historia”, acotó instantes previos a que los aplausos la abrazaran con admiración.