Mientras buscan respuestas en diferentes ámbitos institucionales, los robos a los cadetes siguen a la orden del día, y éstos ya comenzaron a buscar justicia por mano propia. En las primeras horas del jueves, alrededor de 30 trabajadores del rubro llegaron a un domicilio de Banda Norte y arremetieron a los golpes contra un joven a quien acusaban de haberle robado el vehículo a un compañero. También causaron roturas varias en su casa y un automóvil. Algunos de ellos estaban armados, pero afortunadamente no hubo hechos de violencia más graves.

Como era esperable, todo terminó siendo al parecer un gran equívoco, y la persona a la que señalaron negó totalmente haber tenido alguna relación con el delito que le estaban adjudicando.

Quien se convirtió en el blanco de las acusaciones de los cadetes es Gabriel Rossato, un joven vecino de Banda Norte, que hizo público el episodio. Contó con detalles que sufrió un ataque durante las primeras horas del jueves, y apuntó contra un grupo de cadetes que lo acusaban de haberse robado la moto de un trabajador.

Según relató, lo golpearon en la vereda de su casa, en Muñiz a la altura del 1.500, tras lo cual logró ponerse a salvo ingresando rápidamente a la vivienda.

Aseguró que luego, el mismo grupo produjo algunos daños en el inmueble (habrían abierto un portón a patadas) y en un vehículo que se encontraba estacionado en su interior.

Además, Rossato indicó que se dirigió a la comisaría de Banda Norte para hacer una denuncia por lesiones y daños, pero aclaró que no se la tomaron “por no identificar a los agresores”.

Fuentes policiales confirmaron anoche que no hubo una presentación formal, pero no dieron mayores precisiones al respecto.

“Dijimos que esto iba a pasar”

Por su parte, Gonzalo Torres, delegado local del Sindicato de Cadetes de Córdoba, mostró su preocupación por el hecho y a la vez manifestó la sensación de desprotección que tienen frente a la inseguridad.

“El hecho de anoche fue por una moto que robaron en la calle Muñiz, y los cadetes se enteraron dónde podía estar la moto y quiénes habrían sido. Se convocaron por un grupo de whatsapp contando la situación, y en un abrir y cerrar de ojos se llegaron alrededor de 30 trabajadores en ese lugar. Muchos de ellos estaban dispuestos a recuperar la moto a capa y espada, hablando mal y pronto. Había gente armada. Nosotros dijimos que esto iba a pasar”, comentó.

Y agregó: “La Policía llegó al lugar para tratar de ayudarnos, pero había tantos cadetes y tanta adrenalina, que tenemos que agradecer que no pasó nada más grave”.

Pese a todo, la moto robada no apareció.

“En cualquier momento, puede pasar una tragedia, porque muchos de los cadetes salieron decididos a cuidar lo suyo con la vida, porque se les hace cuesta arriba conseguir otra moto, porque una usada cuesta alrededor de 80 mil pesos. Y no tenemos recibo de sueldo ni tarjeta, garantías para meternos en un plan de cero kilómetro a pagar en cuotas mensuales”, advirtió Torres.

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