Carina del Valle Flores, mujer que trabajaba en la casa de Macarrón, aseguró que la familia siempre se aseguraba de que las puertas estuvieran cerradas.
La mujer dijo que la única forma de que el homicida entrara es si tenía llave de la casa o si Nora Dalmasso abrió la puerta.
Carina era empleada en 2006 y recordó que Nora Dalmasso le dijo que no fuera a trabajar el sábado 25 de noviembre, pese a que su horario era de 8 a 12.30 ese día.
De esta forma le compensaban las horas de más que había trabajado la semana anterior durante el festejo del cumpleaños de Marcelo Macarrón. Dijo que le llamó la atención porque siempre le devolvían una hora por vez y no todas juntas. Fue la primera vez que sucedía de esta forma.
La mujer comentó que la relación del matrimonio era normal y una sola vez los escuchó discutir.
Carina fue quien recibió la nota de invitación a la cena la noche del crimen. Y sostiene que hasta que ella no le entregó el papel que había dejado una amiga, Nora no sabía que se reunirían esa noche a cenar. Eso sucedió en la tarde del mismo viernes.
Comentó que tras el crimen, Macarrón estaba decaído, no comía y dormía mal. Hablaba con mucha gente pero sobre todo con Daniel Lacase.
Antes de su testimonio, se recibieron los aportes de la empleada de Michel Rohrer, Verónica Valentín, quien contó que la familia viajaba seguido y a veces se ausentaba meses.