Sampacho despide con profundo dolor al padre Miguel Hippermayer, quien falleció a los 84 años. El párroco, que sirvió en la Basílica de La Consolata por más de 30 años, dejó una huella imborrable en el corazón de la comunidad. Sus restos son velados en el mismo templo donde entregó su vida al servicio de los demás.
El padre Osvaldo Leone, al comunicar la triste noticia, invitó a la comunidad a «acompañar su pascua con nuestra oración, gratitud y manifestación hacia el padre y pastor que guió y acompañó a su pueblo por más de 30 años«.
El padre Miguel fue un incansable trabajador por el bienestar de su comunidad. Su labor social y su cercanía con la gente lo convirtieron en un referente espiritual y humano, ganándose el cariño y el respeto de todos los sampachenses.
Una vida de servicio
Miguel Ángel Hippermayer nació en Reducción el 5 de mayo de 1941 y fue ordenado sacerdote en 1968. A lo largo de su extensa trayectoria, sirvió en diversas comunidades diocesanas, incluyendo parroquias en La Carlota y Río Cuarto.
Sin embargo, su labor más destacada fue en el Santuario Nuestra Señora de la Consolata de Sampacho, donde fue párroco durante 31 años, de 1982 a 2013.
Además de su labor parroquial, el padre Miguel desempeñó importantes cargos en la diócesis y en la comunidad. Fue Secretario Canciller de la Curia y miembro de diversos consejos diocesanos. También se desempeñó como capellán del Hospital de Río Cuarto y de la Unidad Penitenciaria, mostrando su compromiso con los más vulnerables.
La Diócesis Villa de la Concepción del Río Cuarto lamentó su fallecimiento y agradeció a Dios por la vida del padre Miguel, que fue «dedicada al servicio del pueblo de Dios«. Su partida deja un vacío en la comunidad, pero su recuerdo y su incansable labor social perdurarán en el tiempo.