Es lo que surge de la investigación policial y fundamenta la acusación del fiscal Miralles contra Tedesco y Agüero. La defensa dice que aportará una factura de compra en San Luis y que el testigo calló durante un año y medio
Tras la indagatoria a los imputados como presuntos autores del crimen del padre Coqui Vaudagna, se conocieron algunas de las pruebas que sustentan la acusación, entre ellas la localización de un teléfono celular que ubicaría a los imputados en Vicuña Mackenna desde la noche anterior hasta el día siguiente al crimen del sacerdote, ocurrido el 27 de octubre de 2020.
Sin embargo, la defensa de los encartados -y detenidos- asegura que todavía no está acreditado que el teléfono pertenezca efectivamente a ellos. Además, señala que, al momento del crimen, se encontraban en San Luis y que pueden probarlo a través de una factura de un comercio.
Crítica
Víctor Agüero, de 50 años, apresado en San Luis, y Antonio Tedesco (48), detenido en Mackenna, son los dos hombres señalados por el fiscal Daniel Miralles, que instruye la causa en la que ambos están acusados de homicidio en ocasión de robo.
El abogado Cristian Falco, que defiende a los dos nuevos imputados por el crimen del padre Coqui, cuestiona además el testimonio que los incrimina y las posibilidades que habrían tenido para moverse de ida y vuelta de San Luis a Mackenna en plena cuarentena por el Covid-19.
Por un lado, sostiene que contra sus clientes «no hay pruebas, sino un testigo que se presentó espontáneamente, un año y medio después, y dijo saber quiénes fueron los autores del homicidio. Nos llama la atención, porque ante un delito de esta magnitud, tiene la obligación de denunciar o brindar información a la Policía. Nos llama la atención que no lo haya hecho antes», indicó.
Y agregó: «Vamos a demostrar que mis defendidos no estaban en Mackenna al momento del homicidio. La más importante es que, para el 27 de octubre de 2020, era prácticamente imposible entrar o salir de San Luis. Cualquiera lo puede corroborar. La hipótesis del fiscal se basa en que el teléfono de uno de mis defendidos habría sido ubicado la noche anterior en Mackenna y vuelve a San Luis el día posterior. No nos consta que sea el teléfono que usaba en aquel entonces».
Falco indicó que sus defendidos están dispuestos a hacerse la prueba de ADN. “Además, vamos a presentar testigos y prueba documental de que, el día del homicidio, estaban en otro lugar haciendo compras», dijo.
Finalmente, manifestó que no coincide con la hipótesis del hecho que plantea el fiscal Miralles, que caratuló la causa como homicidio en ocasión de robo.
“Para nosotros, fue un homicidio. El cura ya habría estado atado al momento de ingresar el vehículo, y lo rematan de 3 disparos. Es dudoso porque no se llevaron nada, y hay testigos que dicen que el padre Coqui estaba sin dinero», señaló.