La familia de Luis Díaz, el kiosquero asesinado la semana pasada en su casa de Río Grande al 600, en barrio San José de Calasanz, se constituyó como querellante en el proceso judicial. Su hija Alina afirmó que quiere “una justicia de verdad”.

La mujer sostuvo que «no hay dudas que los autores del homicidio son los jóvenes» detenidos en Córdoba cuando escapaban. Además, Alina Díaz lamentó la saña que tuvieron los homicidas para terminar con la vida de su padre.

Díaz cree que la joven Micaela Espinosa frecuentaba la casa de su padre y que ella le habría abierto la puerta a Darío Rubén Gigena para cometer el crimen, y posteriormente robar varios elementos de la casa.

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