Este miércoles y mañana, el campus se ve repleto de buzos y camperas que revelan una condición inolvidable e irrepetible: estar en el último año de la secundaria, a un paso de entrar en una etapa, que para muchos empieza con las Jornadas Universidad de Puertas Abiertas (JUPA).

Desde minutos antes de las 8, varios estudiantes empezaron a circular por el campus y a preguntar por las JUPA, cuyos talleres se desarrollan desde las 9 hasta las 17 en los pabellones 2 y 3 y en otras dependencias.

Esta edición de las JUPA tuvo como rasgo especial el regreso a la presencialidad, tras que debido a la pandemia por Covid 19 se hiciera virtualmente dos años consecutivos.
A las 9.02 empezaron a sonar los tambores, redoblantes y otros instrumentos de percusión de la murga del colegio Santa Eufrasia, que aportó como es usual el toque artístico para dar la bienvenida a los visitantes, que arribaron desde escuelas de Río Cuarto, Las Higueras, Elena, Berrotarán, Alcira Gigena, General Villegas, Santiago del Estero, entre decenas de pueblos y ciudades.

La recepción, en el anfiteatro general San Martín, congregó a autoridades, docentes, nodocentes y estudiantes universitarios con quienes serán sus pares desde 2023. “Estamos complacidos de recibirlos”, manifestó el rector Roberto Rovere, quien destacó que la Universidad Nacional de Río Cuarto respeta a diario en la práctica el “derecho a la educación”. Agregó que, más allá de las jornadas, la UNRC “tiene cotidianamente sus puertas abiertas”, por lo que invitó a los alumnos del nivel medio a que sigan viniendo al campus a consultar cuestiones atinentes a las más de 50 carreras de grado como también acerca de actividades recreativas, entre ellas artes y deportes. En su enumeración de los distintos beneficios, Rovere incluyó el “sistema de salud siempre disponible”.

Agradecido por “la confianza de ustedes y de sus familias”, el rector expresó a los adolescentes y jóvenes que vinieron a las JUPA que “los esperamos para el próximo año” y celebró que las jornadas se realizaran nuevamente de modo presencial.

El secretario Académico de la Universidad, Sergio González, pidió una y otra vez a los visitantes que “pregunten todo lo que necesiten, no solo en los talleres, también en otras oportunidades”. Planteó el relieve de las jornadas, toda vez que mediante el diálogo con alumnos y profesores de las carreras es factible construir una noción certera referida a sus asignaturas como también al campo laboral tras la graduación.

Recorridos por el campus, ensayos de resistencia de materiales, uso de instrumental de laboratorios, consultas matizadas con el aprovisionamiento en el comedor central y en su anexo del pabellón 4 marcaron la jornada de cientos de estudiantes, entre ellos Manuel, que piensa estudiar Ingeniería Química “porque me gusta la producción industrial”; Leila, mendocina segura de que la agronomía será su destino. Andrea aprovechará los talleres para terminar de deshojar la margarita entre ser “contadora o licenciada en administración”.

No fueron pocos quienes llegaron al campus acompañados por sus padres, que aprovecharon el tiempo que sus hijos pasaron en los talleres para averiguar por inmobiliarias y becas. Uno de ellos, Adolfo Petrich, trajo a su hija, que “quiere seguir veterinaria” y que está orgulloso de ella, “ávida lectora” y “de buen promedio”. Le interesó sobremanera la posibilidad de que se aloje en las residencias estudiantiles universitarias por cuanto “no tenemos altos ingresos”.

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