La sala Pereira Pinto fue escenario de otra reunión por el transporte urbano en la ciudad. Hubo coincidencia –excepto la empresa- en cuanto a que el servicio ha empeorado. Desde la Municipalidad se afirmó que se exigirán modificaciones en los recorridos. Estudiantes expresaron la necesidad de que esto se ponga en práctica tan brevemente como sea posible y señalaron que, si no hay mejoras, continuar hablando sobre el tema deja de tener sentido. Docentes fustigaron a la firma por “invertir la carga de la prueba” y demandarles a los usuarios que fueran ellos quienes recabaran datos del mal funcionamiento que los prestadores deberían conocer. Se solicitó una consulta popular vinculante a fin de que se sepa qué desea la ciudadanía y que el resultado se ponga en práctica.
El encuentro se había acordado para este miércoles 15 de marzo pues se estimó que dos semanas de servicio pleno –restablecido el 27 de febrero, al cabo de las vacaciones de parte del personal de la empresa- constituirían una muestra acabada del funcionamiento de los colectivos en Río Cuarto y Las Higueras.
Participaron representantes universitarios, municipales y de la empresa y se compartieron inquietudes por lo que se sigue percibiendo como un servicio peor que antes del cambio efectuado a partir del 1 de diciembre pasado. Cabe recordar que previo a la pandemia Río Cuarto contaba con 18 líneas, algunas de ellas con un par de opciones (los viejos 1 y 8 rojo y verde, el 2 negro y el rojo) y hoy tiene 4 líneas troncales (A, B, C y D) y 14 ramales, también letrados. La modificación en el sistema ha conllevado acortamiento de recorridos –ejemplo de lo cual es el D, otrora 2, cuya actual punta de línea sur es la plaza Roca- y la necesidad de hacer transbordos.
“A juzgar por la asistencia (había decenas de personas de pie en la sala), el servicio no mejoró lo esperado”, empezó diciendo el secretario general de la Universidad, Enrique Bérgamo.
Diego Moreno, subsecretario municipal responsable del asunto, expresó que “ya van dos órdenes” para mejorar el servicio que Julio Titarelli (presidente de la Sociedad Anónima Transporte Ciudad de Río Cuarto) no me responde, por eso ya interviene la parte legal”.
Al calificarlo, Moreno estimó que el sistema es “satisfactorio, no llega a bueno”.
El descontento, aseguró, alcanza al intendente de Río Cuarto: “Está recaliente con el tema”. No es el único. “Nuestras demandas… Bien. Gracias” y “Escuchen a los vecinos” fueron algunos de los carteles que sobre la mesa del recinto ilustraron la frustración de los usuarios.
Estudiantes verbalizaron datos surgidos de una muestra de 667 personas y lamentaron que “ha habido caso omiso a nuestros reclamos desde antes del cambio de sistema”. Hicieron saber que “el 88 por ciento de los participantes dice que tarda más ahora que antes para llegar al campus” y que “hace transbordo el 57,4 por ciento de los estudiantes”. Uno apuntó que “el 9 conectaba IPV de Alberdi y Banda Norte. Hoy, para eso, hay que tomar tres colectivos”.
Dídimo Zárate, docente de la UNRC, ilustró que “para ir de Urú Curé a la plaza Mójica se tardaba entre 20 y 25 minutos”, recorrido que implica actualmente más de una hora por la dispersión de circulación de los ómnibus respecto del horario nominal”. Esta distancia entre lo que sucede en la calle y lo que está consignado en el sitio web de la empresa fue insalvable; Marcelo González, integrante de la SAT, negaba lo que los usuarios han notado.
Análoga situación se suscitó en cuanto a los colectivos adaptados para personas con discapacidad motriz. Mientras desde la firma se afirmaba que hay, alumnos y trabajadores remarcaron que faltan. De hecho, una estudiante de Agronomía aseveró que un par suyo “falta a clases cuando no lo pueden traer sus padres” porque la línea en la que debe venir al campus no es amigable para quien tiene dificultades o impedimentos motrices en sus piernas.
El profesor Damián Antúnez fue categórico: “La política de transporte del municipio es inviable” y criticó que la consulta popular no se haya hecho antes del cambio en el sistema. Manifestó su indignación ya que “es impertinente, sumamente irrespetuoso”, pedirle al pasajero que aporte evidencia de mal funcionamiento; “se invierte la carga de la prueba”.
En sintonía, la carta abierta que llevaron agrupaciones estudiantiles, indicó que el sistema “sólo logró obstaculizar y entorpecer aún más el camino de cada ciudadano a sus tareas particulares”.
“El 80 por ciento de los trabajadores ha dejado de hacer uso del servicio. Eso muestra la encuesta”, compartió con el auditorio el profesor Ernesto Cerdá. “Y tomar remises con nuestros salarios es una locura”, dijo Florencia Granato, secretaria general de la Asociación Gremial Docente de la Universidad Nacional de Río Cuarto, quien abogó por “una consulta popular”. Cerdá añadió que “debe ser inminente y de resultado efectivo”.
El descontento por la prestación es palpable “y ni siquiera estamos hablado del precio de tomar un colectivo”, acotó una alumna, que reclamó “se nos garantice el derecho ciudadano del transporte”.
“Es lógico que una empresa piense en tener ganancias, pero nosotros necesitamos un buen servicio”, planteó uno de sus pares.
“El horario nocturno ha quedado relegado hace muchísimo”, se oyó minutos antes de que Bérgamo convergiera: “El mundo no deja de funcionar cuando cierra el comercio”.
-¿Por qué no licitar a dos o tres empresas distintas que se repartan los recorridos visto que quizás la SAT por sí sola no puede dar el servicio?- propuso un alumno.
En otro momento, el subsecretario de Transporte local adelantó que esta semana se concreta una reunión para la modificación de recorridos.